¿Por qué es malo regalar sal? Esto es lo que no te dijeron

Por qué es malo regalar sal

No es misterio que la sal se considere uno de los minerales más importantes para el desarrollo de las civilizaciones antiguas, considerando que su influencia se extendió hasta la industria y la economía. Hoy en día sigue dominando variados mercados, entre ellos los alimentos. En consecuencia, la sal pasó a convertirte en un símbolo y el eje de muchas costumbres, supersticiones, y mitos interesantes. En los siguientes párrafos te explicaremos a profundidad qué significa regalar sal y por qué es malo.

Empecemos por su versión más interesante: la producción. Durante siglos la sal se ha encontrado en zonas fértiles, así como en las orillas de los desiertos. Esto logró que todas las personas cultivarán y criaran animales tuvieran acceso a fuentes de sal, que se empleaba de manera constante en la nutrición y que–al final–ganó popularidad por su capacidad de preservar los alimentos. Como es evidente, los pueblos y los reinos que se fundaron cerca de las zonas saladas se convirtieron en los más poderosos en poco tiempo.

Ahora pongamos por ejemplo a la cultura egipcia: se trata de la primera civilización que exportó el pescado en salazón, pero no fue el único uso que le daban. Al ver que era excelente preservando las carnes, lo emplearon durante la momificación. Hoy en día se pueden observar momias bañadas en la arena salina de los desiertos locales. Los historiadores consideran que datan desde el 3 000 a. C.

Los egipcios no fueron los únicos que experimentaron con la sal. La producción de este compuesto magnificó en China durante el 270 a. C., siendo Peng-Tzao la persona que escribió el artículo donde habla acerca del “arte de obtener sal.” De acuerdo con sus análisis, hay más de 40 formas diferentes de obtenerla, las cuales probaron, evaluaron, y practicaron durante años. En consecuencia, los pueblos crecieron fuertes y desarrollaron mejores instrumentos para preservar los alimentos, reduciendo el índice de comida desechada y permitiendo que se enfocaran en otros aspectos. La sal, entonces, se relaciona con el poder y el avance, lo que sugiere que, si la regalas, estás cediendo tu futuro.

La sal en el espiritismo

En las sectas y los rituales se usa mucho la sal, ya que aleja a los demonios, sirviendo de escudo cuando la bendices. Y si hablamos de Grecia, podemos enfatizar los templos judíos, que empleaban la sal en el Shabat, para purificar las almas de las personas. De hecho, hace un par de siglos se colocaban granos de sal en la boca de los bebés recién bautizados, y hoy en día se sigue haciendo de manera poco frecuente. También los budistas utilizaban la sal para alejar a los demonios y los malos espíritus. Más que una desventaja, en estas culturas, se trata de una buena obra. Así mismo pasa en la India, donde regalar sal es un símbolo de buena suerte por ambas partes: quien la da y quien la recibe.

No todo es bueno, en México, por ejemplo, dar la sal de mano a mano es de mala suerte. Sin embargo, la mayoría de las veces está relacionado con una ventaja. Existen otras naciones donde, si regalas sal y azúcar cuando una persona se muda, le está diciente que le deseas abundancia y prosperidad.

La sal en la economía

El mayor rol de la sal fue en la economía. Las personas lo usan como moneda, hasta el punto que en el Tíbet se empleaban discos de sal con la imagen del Gran Khan para comercializar bienes y servicio. (Según comenta Marco Polo en una de sus bitácoras de viaje). Por otro lado, los militares en Roma recibían su pago en sal, o al menos una parte de éste. De aquí surgió el nombre de “salario.”

Conclusión

La sal se empleó como instrumentos para purificar individuos y alejar demonios, así como para construir y destruir naciones. Esto sugiere que, cuando la regalas, estás otorgando parte de tu poder, firmeza, y decisión. Sin embargo, en otras culturas representa bonanza, prosperidad, y buena suerte para ambas partes. Lo cual se asocia con la humildad. El poder no sirve de nada cuando no tienes a nadie quién gobernar. Se trata de una decisión personal elegir con quién compartir tu sal (tu suerte, tu fuerza, y tu capacidad de progreso.)

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